jueves, abril 27, 2006

Vulcania


En el país de los Vulcanos los humanos no son seres sino recursos, la riqueza circula con más libertad que los ciudadanos, la gente ha dejado de tener nombre para pasar a ser un número. Ya no son personas sino patriotas, suman pero no cuentan, existen pero no viven.
En Vulcania los medios de información desinforman, solo muestran lo que ellos quieren que ocurra y nada sucede si ellos no lo cuentan; sus informativos enseñan a ignorar, la realidad es ficción, la noticia es disfrazada, la disidencia silenciada. Oyen pero no escuchan, dan pero no otorgan, hablan pero no dicen.
El crimen redacta las leyes, la justicia encarcela inocentes, no hay derechos sino privilegios, no hay orden sino caos; el soldado ignora al asesino porque le tiene frente al espejo, defiende el sistema frente al pueblo indefenso.
El cardenal de Vulcania. ama mas al poder que a Dios, toma su nombre en vano y solo santifica la riqueza; honra al banquero, mata en nombre de Dios, comete actos y pensamientos impuros, roba y codicia lo ajeno, miente a su pueblo. Promete el cielo y amenaza con el infierno, pide a los pobres siendo rico, pide a los ricos para aún serlo más.
En el país de los vulcanos el pueblo solo tiene libertad para quitarse la vida. Se sienten vacíos, no son nadie en ninguna parte y creen valer menos que la soga que les ahoga. En el país de los vulcanos muchos sueñan y no despiertan.