jueves, marzo 01, 2007

El púlsar


En un pretérito mañana los científicos lograron crear una estrella artificial diminuta cerca de la orbita de nuestro mundo; la mayor fuente de energía artificial jamás concebida. Pero un día el minúsculo astro se tornó voluble, y su combustible nuclear provocó la mayor catástrofe de la historia. Un súbito resplandor brotó en la oscuridad, bañando de luz la madrugada. Alumbró los cielos con el fulgor de mil soles, y tras la inmensa claridad un vendaval huracanado azotó la faz de la tierra. La lluvia de lágrimas incandescentes resquebrajó con su rastro de fuego el firmamento para siempre. Y tras la detonación atómica, un crudo invierno nuclear devastó por completo el planeta.

Le llamaron el día del púlsar; el instante en que regresamos a la edad de hierro en tan solo unos segundos. La supernova dejó en el espacio un remanente estelar, emitiendo ondas de radiación electromagnética que provocaron un apagón eléctrico absoluto. Los que sobrevivieron a la hecatombe, tuvieron que empezar de cero; en un mundo sin maquinas, privado de inteligencia artificial, sin aparatos de comunicación, vehículos de transporte, herramientas o tecnología. Una sociedad despojada de sus avances, defenestrada a su involución; obligada a pagar por sus propios errores, condenada por el mayor de los genocidios: su propia autodestrucción.

Quisimos jugar a ser Dioses, dibujar constelaciones, volar en cometas tripulados o construir ciudades en las estrellas. Pero los experimentos fracasaron, y lo único que conseguimos fue enterrar al mundo bajo las cenizas del progreso; creando cordilleras de polvo estelar bajo los intensos latidos radioactivos que manan del púlsar…



Recientemente se eligieron las dos noticias mas importantes del siglo XX; Ambas tratan de la humanidad y sus alardes científicos. La capacidad de crear, al fabricar el ingenio espacial que permitió “dar un pequeño paso para el hombre y uno grande para la humanidad” al pisar La luna. Y la manera de destruir, al idear y detonar en tierras japonesas el arma más devastador jamás concebido...