martes, septiembre 02, 2008

La trovadora


Hace algunos años conocí un corazón trovador que cada domingo acudía a su arrabal de Barcelona a contar cuentos con su guitarra a los más pequeños. Dibujaba un círculo de niños en el suelo, y entre acordes interpretaba sus relatos:
Les cantaba la historia de la rana voladora que saltaba entre las nubes, hasta que un día encontró una escalera de cristal para subir a La luna; un diminuto mundo inanimado de dunas blancas y cielo negro estrellado, habitado por un hada de marfil, que dibujaba palabras con las estrellas, junto a la oruga blanca, que jugaba a esconderse entre los cráteres de una luciérnaga gruñona. Aquella tarde volaron todos juntos aferrados a la cola de un cometa, viajando por la galaxia entre planetas de colores y polvo espacial, deslizándose por los anillos de Saturno, flotando en la inmensidad de la galaxia.
Cuando el sueño les venció, el cometa volvió a su constelación, el hada y sus amigos a La luna, mientras la rana regresó a su ciénaga donde volvió a soñar que era una rana voladora que saltaba entre las nubes, hasta que un día encontró una escalera de cristal para subir a La luna...