viernes, noviembre 03, 2006

La isla



Hace cientos de años un volcán emergió de la mar, provocando la mayor explosión que el planeta ha conocido hasta nuestros días. Desde el Mediterráneo catapultó roca a los pueblos de Asia; su columna de humo alcanzó los cuarenta kilómetros de altitud, y su estruendo recorrió desde las costas portuguesas hasta las dunas de Persia. La lluvia de magma llegó al cielo de Egipto, y el tsunami que acompañó a la erupción extermino todo rastro de civilización en Creta.

Hoy en día la isla vive con cautela a los pies del volcán. Las sendas de escalinatas serpentean por las laderas de los acantilados, recorriendo las barriadas de casitas blanquiazules, que salpican roquedas y peñascos, desafiando la gravedad.

Las aguas verdosas acarician sus playas de arena negra, y la bruma que los cráteres levantan del mar humedece los viñedos y las flores que colorean los balcones rotos que penden de los abismos.

Los geólogos aseguran que el planeta volverá a rugir, y el archipiélago verá emerger antiguas ruinas, mientras parte de sus campos desaparecerán bajo las aguas. Los isleños y los gatos que pueblan sus terrazas y callejuelas aguardan la tormenta de fuego, confiando en sobrevivirla, y así poder reconstruir de entre las cenizas sus nuevos hogares.