jueves, enero 04, 2007

Hexagonal


La realidad es un hexaedro infinito, un espacio hexadimensional en expansión. Habita contenida entre seis parámetros, los seis puntos que la definen; la altitud, longitud y latitud que gestan su volumen; y las variables cronológicas que ubican cada lapso de tiempo en el pasado, presente o el futuro. La existencia se aloja en un poliedro indefinido, ilimitado y perenne. Un espacio interminable y eterno.

Mi realidad es la ventana hexagonal de la celda de un panal; Un rincón, en un avispero que pende de una rama desnuda; una pequeña colmena hospedada en el esqueleto de un viejo roble. El centenario tronco donde gravita mi colmenar es el único inquilino de un desolado valle acunado por seis colinas. Los seis cerros que coronan una remota isla perdida en medio del mar; en mitad del pequeño océano que se abre entre los seis continentes de un remoto mundo.

Este diminuto astro azul es una minúscula partícula que navega en el agua contenida entre los seis cristales de un acuario. Una gran pecera hexaédrica que orna el salón de una cabaña; un pequeño refugio de montaña escondido bajo la arboleda del frondoso bosque que divide las seis naciones de un insignificante planeta. Un globo animado que gira en el vacío, dibujando orbitas alrededor de una enana blanca, en un pequeño sistema estelar de una galaxia hexagonal, opaca y perpetua; repleta de incontables estrellas e incalculables mundos. Y todo este gran cosmos habita en el interior de una gota de lluvia que se diluye sobre el adoquinado hexagonal del camino…