miércoles, mayo 30, 2007

Babilonia



Babilonia es una isla varada en la costa del nuevo mundo; un pequeño pedazo de tierra donde se cruzan los caminos, un laberinto vertical de ascensores y helipuertos; calles que nunca duermen, una historia y un retrato en cada esquina.

Babilonia es la gran jungla de asfalto; secuoyas de hormigón y cristal perdiéndose entre las nubes, avenidas infinitas por las que discurren ríos de taxis, razas y culturas coloreando cada rincón.

Babilonia tiene aroma a canela y café, orégano y curry, burger y brecol. Perfumada de gasóleos, polución y fragancias a boutique, grill y kebab, sándalo y Channel.

En babilonia lujo y miseria aguardan juntos el semáforo en la alameda de la vida; el broker y el obrero duermen al sol en los jardines del parque, y entre la gente la tarotista y el músico comercian con sus artes en el boulevard. Al amanecer sinagogas y mezquitas venden su fe junto a los grandes almacenes; al ocaso el ocio y el consumo abren sus puertas al dinero mientras el metro las deja abiertas al mendigo.

Babilonia es un saxo noctámbulo en un sótano a la penumbra de un tragaluz; una voz negra desgarrándose en un blues de madrugada; una estación de metro a la que arriban los sueños de las almas que la transitan.

El mundo mira hacia la gran manzana, mientras babilonia pierde la mirada en su cielo, confiando al destino que los pecados de su deshumanización no traigan de nuevo la ira y la venganza de sus victimas de entre las nubes…



Estas lineas las ecribí durante mi ultima visita a la ciudad de Nueva York tras la caida de sus torres de Babel...