martes, noviembre 14, 2006

Los efímeros



Los efímeros son gente superficial, vacía, sin argumento. Deambulan por la vida adoptando distintas personalidades, los roles que cada momento les otorga. Son instantáneos, fugaces, no perduran en la memoria ni en los corazones. Sus palabras caducan al viento, sin contenido ni destino.

Son momentáneos, intentan aparentar lo que no son, hablar de lo que no saben o de lo que no les importa. Persiguen el reconocimiento ajeno, codician que les envidien, y envidian lo que codician. Son seres pasajeros, breves, perecederos; desean todo lo que no tienen, porque no tienen nada deseado. Buscan destacar en algo y así poder publicar su hito; alardear de sus éxitos, pregonar sus virtudes, exhibir más de lo que poseen, mientras dinamitan la senda al prójimo, para que nadie eclipse su camino. Como dice mi amigo Sam son expertos profesionales en intentar agradar durante las primeras impresiones.

Los efímeros no viven amando sino ambicionando, no opinan sino afirman, no hablan sino ladran. Son vagabundos del sistema, seres grises, deshumanizados, espectros de la animadversión.

El único efímero recordado es el que se arroja al vacío por el abismo de sus miserias, ya que al menos después de muertos, la compasión les extrañará.