lunes, junio 25, 2007

Medley



La banda sonora de mi vida es la historia de un sábado de no importa que mes, con un hombre sentado al piano en no importa que viejo café. Es un cuento de gendarmes y fascistas, de estudiantes con flequillo, de dulce guerrilla urbana en pantalones de campana, con canciones de los Rolling y niñas en minifalda.
Las canciones de mi vida habitan el numero siete de la calle melancolía, junto al boulevard de los sueños rotos, entre el cielo y el suelo, a la orilla de la chimenea esperando que suba la marea. En algún lugar de un gran país, donde olvidaron construir un hogar donde no queme el sol y al nacer no haya que morir.
Mi música es un Unicornio azul jugando a ser a ser rabo de nube; es como el aire, oxigeno, nitrógeno y argón sin forma definida; un barco a Venus con alas de colibrí .Es el Blues de lo que pasa en mi escalera, una pequeña serenata diurna, un Rock & Roll en la plaza del pueblo con sabor a pastel americano.
Mi melodía es una balada de amor, en la que no te pido la luna tan solo quiero amarte mientras mil campanas suenen en mi corazón. Donde no quiero estar sin ti, porque si tú no estas me sobra el aire. Ya que sin ti no soy nada ni una gota de lluvia mojando mi cara; Sin ti el amanecer en lagrimas nacerá mojando esa lluvia que caerá sin fin; quiero ser el único que te muerda la boca, quiero saber que la vida contigo no va a terminar, porque no puedo pasar más de un día entero sin ti. Quiero gritar, quiero vivir, quiero sentir el universo sobre mí; abrir todas tus puertas y vencer esas tormentas que nos quieran abatir, centrar en tus ojos mi mirada y cantar contigo al alba. Porque sin ti me siento extraño como un pato en el Manzanares, vacío como una isla sin Robinsón, oscuro como un túnel sin tren expreso, febril como la carta de amor de un preso.
Por ti mi vida empeño, por un momento de verte sonreír, por ti mi alma vendo a cambio del tiempo que necesites para ser feliz. Por ti he muerto y he resucitado en otra vida, en otro mundo, pero a tu lado; Escribo una y otra vez, no puedo vivir sin ti, me paso los días esperándote, porque si yo estoy loco es por ti.

Con los acordes de mi vida imagino un mundo sin cielo ni infierno, solo gente viviendo al día; Sin países, nada por lo que matar o morir, ni religión; imagino a la gente viviendo en paz. En mis canciones la guitarra del joven soldado es su mejor fusil y el sol aún seguirá saliendo mañana…

martes, junio 19, 2007

Кфlфяеs


Al arribar el invierno se endurece la gélida expresión de los semblantes, los cuerpos mermados cubren su palidez con pieles, y el rastro de la gente se desvanece sobre las calzadas heladas. La ciudad sepultada en nieve emerge bajo la superficie, con infinitas galerías subterráneas repletas de almas errantes, comercio de pulgas y vagones encarrilados ensordeciendo los andenes.

Al llegar noviembre se despinta el verde que copa los frondosos bosques urbanos, los rastros de nieve anidan sobre las cúpulas doradas de templos y palacios, los lagos se tornan de mármol, los cielos turquesas se tiñen de marrón y la plaza roja se cubre de un espeso manto blanco. Con los primeros pigmentos polares la ciudad desmaquilla sus matices, como un lienzo de sombras trazado a lápiz, una fotografía en blanco y negro, un paraje deshabitado en escala de grises.

Las nubes del oeste cambiaron para siempre el clima de la estepa, tras aquella tempestad de poniente nacieron nuevos estandartes ondeando a los nuevos vientos. Colores en las banderas, tonos en los paisajes, tintes perfilando las trazas; colores que con el nuevo eclipse solar, un invierno más, se desvanecerán…

martes, junio 05, 2007

El efecto boomerang


Cuando no existen horizontes que otear desde las atalayas, torres desde las que divisar el futuro, centinelas que atisben el porvenir, ni almas libres por las que velar. Cuando intrusos irrumpen en las vidas ajenas, invaden otras tierras, conquistando un país, asediando sus ciudades, atacando suburbios, asaltando barriadas, saqueando villas. Cuando la ocupación es dominación, la rutina sumisión, y los nativos son exiliados en sus propios hogares. Cuando una cuna es salteada, y los seres queridos son refugiados, lacayos del opresor o cadáveres alfombrando calles. Cuando la atrocidad vence a la humanidad, el odio se instala sobre la bondad, el rencor eclipsa a la razón y la abominación altera las voluntades; nace la rebeldía, la resistencia. Los invasores lo llaman insurrección.


Entre el lejano oriente y las tierras del oeste existe un páramo desértico conocido como la tierra media. Un yermo erial donde el fulgor del sol es casi cegador, y la canícula sofoca al aliento. Allí habitan los insurgentes, una alianza de proscritos que defienden su región de los tanques extranjeros, guerrilleros que luchan para desterrar a los usurpadores. Esta liga de amotinados, no son revolucionarios ni sediciosos, no son mejores personas ni más justos que su enemigo, son rebeldes frente a la ley marcial de los forasteros, la respuesta animal a la agresión, matan para no ser matados. Son supervivientes, replicantes, la regla que confirma que toda acción provoca una reacción; el efecto boomerang.



Unos días en Moscú , y otros pocos de trabajo. En quince días nos vemos….