domingo, enero 28, 2007

La ultima frontera


Cuando el delirio sea más poderoso que el entendimiento, la locura gane el pulso a la cordura, y la tortura asfixie la reflexión seremos errabundos desvalidos agonizando bajo el umbral del suplicio.

Cuando la mente no cohabite en el cerebro, el espíritu se exilie en el olvido, la razón se diluya en la insensatez y la pasión se abandone a la desazón, nos convertiremos en almas exánimes a punto de extinguirse tras el abismo del óbito.

Cuando seamos difuntos en vida, espectros en tránsito, sin noción ni percepción, cuyo único sentido sea el dolor y su destino final el deceso; no me dejes sufrir más, dame un beso y devuélveme la dignidad, libérame de mis amarras y déjame navegar…

lunes, enero 22, 2007

El reino deshabitado


Érase una vez una reina destronada, una mujer condenada que poblaba un reino deshabitado. Una dama gris disipada en las tinieblas, prisionera en una lúgubre mazmorra en lo más alto de la almena. Soberana del infortunio, rea de la adversidad, esclava del desamparo, señora de la desventura, la más desdichada sierva de la infelicidad; que intentaba sobrevivir a la locura, cautiva del desasosiego; acurrucada en un rincón de su calabozo, estaba sometida al señor de las sombras; el oscuro hombre que había atormentado cada día de su vida.

Durante las mañanas el sol asomaba por una pequeña claraboya, iluminando tímidamente la penumbra de la celda, coloreando sutilmente sus sueños. Pero al caer la oscuridad los fantasmas deambulaban de nuevo por los sombríos aposentos del castillo; eran los espectros que aterrorizaban las noches en la soledad de su castigo. La infausta dama de tez plomiza mataba las horas hilando en su rueca; trabajando duramente lograba evadirse de su condena. Cuando el huso pinchaba sus dedos imaginaba ser una bella durmiente, desvaneciéndose en un profundo letargo, del que solo un beso de amor le pudiera liberar. En ocasiones soñaba estar tejiéndose unas alas, y así lograr sentirse como la golondrina que visitaba el alfeizar de su cautiverio; poder flotar ingrávida y huir volando más allá del tragaluz.

Un día el siniestro rey sorprendió a su esposa murmurándole a la golondrina; entre sollozos le confesaba su propósito de urdirse unas alas de seda para poder escapar lejos de allí; partir hacia nuevas tierras dejando atrás las órdenes del tirano y su desolado feudo. El enojo del caballero empeoró más aún el confinamiento de su mujer; aquella noche los espíritus opacos descargaron toda su ira contra las costillas de la cortesana, azotaron su cuerpo salvajemente con una correa de cuero hasta arrebatarle el conocimiento. El crepitar de las llamas le desveló de su inconsciencia; tras las murallas del castillo una hoguera abrasaba su rueca de hilar, y con el viejo telar se incineraba el sueño de tejer su vestido de libertad.

De su sastrería solo sobrevivió al fuego la tela ensangrentada sobre la que había caído desmayada. Afligida por el dolor, angustiada por tanto sufrimiento; lloraba desconsoladamente al verse incapaz de soportar más amargura. Anudó el tejido sanguinolento alrededor de su cuello y escapó volando tras la ventana de su prisión…

miércoles, enero 17, 2007

El vórtice


Nació mar adentro, de una corriente de aire entre las nubes; con un flujo de viento cerrado que viraba sobre su curva, trazando elipses en el cielo. Parecía una gran hélice de vapor, una espiral garabateando el día en su girar, trazando anillos concéntricos de nubarrones, bosquejos circulares que aumentaban su tamaño en cada rotación. Aquella turbulencia atmosférica era un bucle huracanado dilatándose sobre el éter como la gota de lluvia que dibuja su onda al caer en el charco. Aquel torbellino de vendavales creó el remolino gaseoso mas grandioso que nunca antes había surcado los cielos; una tormenta tropical convertida en el más temible de los huracanes.

El ciclón se deslizó hacia la costa sembrando su camino de desolación. Pero la tempestad arreció su ira al arribar a la bahía. La brecha de la tormenta se detuvo sobre la perla negra. Un descomunal tornado y una violenta tromba de agua azotaron durante horas la capital del jazz; destruyendo hogares, inundando plazas y calles, arrasando los locales musicales, despedazando el corazón del blues. La devastación dejó sumergida la ciudad de los acordes libres.

El ojo del huracán, como un agujero negro del que nada escapa, tragó tras de si miles de partituras y melodías; que algunos esperan, resurjan más allá, en otro punto del mundo; al otro lado del vórtice.


En memoria a las victimas del katrina.

miércoles, enero 10, 2007

El silencio


Algunas personas hablan en silencio; no entre afónicos susurros, sosegados murmullos, o con gesticulados signos; sino en el más absoluto mutismo. Tendidos en la arena observándose mientras el sol broncea sus cuerpos, se contemplan sin mentar palabra; acostados sobre el sofá viendo una buena película, no emiten sonidos, ni ecos sordos; tan solo se miran a los ojos con lenguaje telepático, charlando en silencio.

Los secretos están a salvo en el silencio, las cautelas viven en paz y discreción, omitidas y circunspectas.

El silencio es sigiloso y enigmático, tan prudente como misterioso, tan denso como intenso. Es un lenguaje vehemente, compacto y a la vez extenso. Siempre acompaña a la calma, es tranquilo y reposado; un rumor estrangulado, una conversación sorda, una opinión enmascarada. Hay cosas que solo se pueden sentir y expresar parando el tiempo, ahogando el ruido, sin musitar palabras, sin emitir sonidos; como leer estas líneas, así, en silencio.

martes, enero 09, 2007

El miedo


El miedo al dolor nos torna endebles y vulnerables, el temor a saber nos condena a la ignorancia; el terror a opinar nos oprime en la esclavitud, el no querer evocar nos despinta en el olvido. El pánico a amar nos sentencia a la soledad, el miedo a temer nos enferma de locura.

El miedo es un escalofrío solitario en la oscuridad, bajo la almohada, al recordar que algún día moriremos, y ya jamás, nada más sentiremos.

El miedo es un pajarillo con la jaula abierta, acurrucado junto a los barrotes que un día le encarcelaron, temblando aterrorizado frente a la libertad.

jueves, enero 04, 2007

Hexagonal


La realidad es un hexaedro infinito, un espacio hexadimensional en expansión. Habita contenida entre seis parámetros, los seis puntos que la definen; la altitud, longitud y latitud que gestan su volumen; y las variables cronológicas que ubican cada lapso de tiempo en el pasado, presente o el futuro. La existencia se aloja en un poliedro indefinido, ilimitado y perenne. Un espacio interminable y eterno.

Mi realidad es la ventana hexagonal de la celda de un panal; Un rincón, en un avispero que pende de una rama desnuda; una pequeña colmena hospedada en el esqueleto de un viejo roble. El centenario tronco donde gravita mi colmenar es el único inquilino de un desolado valle acunado por seis colinas. Los seis cerros que coronan una remota isla perdida en medio del mar; en mitad del pequeño océano que se abre entre los seis continentes de un remoto mundo.

Este diminuto astro azul es una minúscula partícula que navega en el agua contenida entre los seis cristales de un acuario. Una gran pecera hexaédrica que orna el salón de una cabaña; un pequeño refugio de montaña escondido bajo la arboleda del frondoso bosque que divide las seis naciones de un insignificante planeta. Un globo animado que gira en el vacío, dibujando orbitas alrededor de una enana blanca, en un pequeño sistema estelar de una galaxia hexagonal, opaca y perpetua; repleta de incontables estrellas e incalculables mundos. Y todo este gran cosmos habita en el interior de una gota de lluvia que se diluye sobre el adoquinado hexagonal del camino…